Un blanco para cocinar…¡y que sea malagueño!

04.09.2018

Un buen vino es un fiel compañero. Tanto a la hora de maridar como a la hora de culminar nuestro guiso preferido. Muchos restauradores insisten en no utilizar en cocina un vino que no te tomarías. Con esta premisa tan clara, recomendamos encarecidamente que, en la medida de lo posible, recurramos a vinos de calidad. Incluso podemos elegir nuestros vinos de copeo. De este modo, el resultado será mejor de lo esperado y aportaremos esa nota extra de sabor que tanto nos agrada. El vino actúa en nuestras preparaciones como una especie más. Por este motivo, adquiere un papel fundamental. Puede añadir notas salinas, cítricas o aromáticas. Cuanto más tiempo esté en contacto con los ingredientes, mayor será su contribución. Dentro de los vinos blancos -los más utilizados en gastronomía-, hay una gran diversidad. Existen blancos secos, afrutados, dulces ligeros, finos, manzanillas, incluso amontillados. Todos son perfectos para nuestro cometido. Sin embargo, cada uno resulta mejor compañero atendiendo a sus propiedades organolépticas. De este modo, los vinos blancos casan estupendamente con cualquier preparación que incorpore huevos, mariscos, pescados, quesos frescos, pastas, sopas, cremas incluso postres. (...Seguir leyendo)